Transitando el Túnel hacia la Luz

Haciadentro
3 min readNov 7, 2020

Sí, ese camino atravesando un túnel oscuro, estrecho, desconocido. Ese del que tanto se habla, que causa a veces incredulidad, otras, burla. Ese que cuento desde mi experiencia personal, esa senda que transité hace ya 30 años, pareciera ser solo ayer.

Durante una intervención quirúrgica de emergencia, impostergable para estar a salvo, entre la semi-inconsciencia y la total oscuridad, escuchaba las voces lejanas de los médicos, sentía sus manos horadando mi cuerpo en la necesaria extracción y curación. Sonidos de frecuencia de instrumentos de control, subiendo en volumen, golpeando mis sienes, mi razón. De pronto aquello que no eran sino colores en rojo, luces circundantes rodeando esa escena de frenética actividad médica, manos apresuradas en la labor salvadora, mascarillas ocultando rostros de expresión desconocida, todo se apagó. La oscuridad invadió mi cerebro, mis sentidos, todo mi ser. Entonces, todo se detuvo en un silencio absoluto inconfundible…. ¿ Morí acaso?

De pronto el panorama cambia, el entorno es extraño, irreal y flotante. Estoy de pie observando la oscuridad, la nada, mis pasos trémulos apenas se aferran a ese pasadizo, mas bien un túnel, lentamente, el miedo me invade, me toma, y hace que me integre a él.

Y luego avanzo, casi arrastrada por fuertes brazos que me conducen por aquél extraño túnel, entonces me resisto en vano con todas mis fuerzas, tratando de regresar. En medio de esta lucha….las imágenes me envuelven, me toman, mi vida pasa ante mis ojos, rauda en tan solo segundos…como un film a colores, sin principio, tan veloz como si temiera no alcanzar a verla completa. Yo, los eventos mas importantes de mi vida, todo en carrera desbocada, la ternura inundando, el amor absoluto, mi niñez anhelada, mi adolescencia expectante, mi juventud, la felicidad de ese hogar cálido que se escapa hoy. Cual náufrago en desesperada lucha por aferrarse a la vida, haciéndose fuerza implacable para evitar ser arrastrada….ya casi estoy, ya casi al final del túnel, y de pronto la luz blanca, brillante, casi cegadora, veo hacia lo lejos un prado iluminado… bellisimas flores y verde alfombra esperándome.

¿Qué pasó entonces? ¿qué extraña fuerza, resistencia, sucesos o recuerdos guardados en mi mente entonces disvariante, hicieron que pudiera retroceder en casi imposible ruta de retorno? No lo sé, entonces fue tan solo… ¿ un pensamiento?…. “Aún no!!” gritó el alma.

Mis fuerzas lo lograron, pude retroceder a tiempo…de pronto, oscuridad total. Me despierto…¿donde estoy? De regreso a la vida terrenal, a este mundo que todavía me esperaba, a esta vida que era nueva, al extraño renacer….a una segunda oportunidad, fue así?

No era el momento, entonces no. Hoy, en retrospección confirmo, no era tiempo de dejar este plano terrenal. Acaso quede todavía reparar, expresar al mundo este llamado a vivir plenamente, a seguir agradeciendo lo que el universo me regala día a día, a atesorar la ternura inmesurable, el callado amor y la alegría que todavía tarda en aparecer a plenitud, casi como pidiendo permiso.

Era iniciar una travesía nueva, hacia mis propias entrañas, hacia mi sombra, aquella en la que se protegen calladamente los miedos, las iras contenidas, los deseos y pensamientos censurados, aquello que espanta. Preciso era integrar la sombra y la luz en plano real, vivir con ellos para existir siendo yo misma.

Y allí y aquí, presente en mi vida, cual brújula corrigiendo mi norte, siempre estás allí. Evento, viaje, necesaria vivencia que agradezco.

Años mas tarde aprendería que no hay solo una segunda oportunidad, hay muchas mas. Aprendizaje constante, intermitente.

febrero 1991

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Haciadentro

antes cual Perséfone, en su mundo inocente y seguro. Despues arrastrada al inframundo por Hades, hacia adentro, hacia las entrañas, hacia el miedo acechante.